Aprovecharemos el suave y delicado sabor de la calabaza para utilizarla como protagonista de esta crema.
Cubrimos el fondo de una olla antiadherente con aceite, lo ponemos a calentar a fuego medio y sofreímos media cebolla troceada menuda con un poco de sal. Añadimos un kilo de calabaza pelada, sin semillas ni hilos y cortada en cubos. Rehogamos la calabaza con la cebolla, añadimos tres zanahorias grandes peladas cortadas en dados y lo rehogamos todo. Doramos ligeramente las verduras y añadimos medio vaso de agua (no conviene añadir demasiada ya que la calabaza suelta mucho líquido). Dejamos el guiso una hora a fuego lento removiendo de vez en cuando.
Tostamos unos curruscos de pan en una sartén ligeramente engrasada y cortamos dos lonchas finas de jamón en tiritas que tostaremos un minuto en la sartén quedando unas láminas crujientes.
A la hora de servir, trituramos con la batidora la calabaza dejando una crema muy fina y servimos acompañada del pan y el jamón.