Una masa de pan dulce con un ligero gusto a jengibre, un relleno de mantequilla y canela y unas nueces para coronarlo. ¿El resultado? Siete bollos deliciosos y la exclamación: ¡Dejadme dos para la foto!
Para empezar derretimos al fuego 50 g de mantequilla y añadimos 125 ml de leche para que se caliente ligeramente, templadita.
En una fuente amplia desmenuzamos 25 g de levadura fresca levital y añadimos la mezcla anterior, una cucharada de azúcar y una cucharada de harina. Mezclamos con una cuchara y dejamos reposar cubierto con film transparente durante 20 minutos. Se produce una primera fermentación de la levadura y aumenta considerablemente de volumen.
Añadimos 80 g de azúcar, una pizca de jengibre, dos tazas de harina y mezclamos con una pala de madera, añadimos una pizca de sal y seguimos amasando a mano durante bastante tipo hasta que nos quede una masa elástica y fina. Cubrimos con un paño húmedo y dejamos reposar durante una hora.
Para preparar el relleno calentamos 40 g de mantequilla con una cucharada de azúcar y una de canela, mezclamos bien y dejamos reposar.
Extendemos la masa formando un rectángulo y pintamos con la mezcla anterior. Formamos un rollo y cortamos en discos como de 1,5 cm de espesor que colocamos sobre papel de horno. Cubrimos de nuevo durante media hora y dejamos reposar.
Pintamos la parte superior de los bollos con el relleno sobrante, pintamos con huevo batido y espolvoreamos con unas nueces picadas.
En el horno previamente calentado a 220 ºC horneamos durante 10 minutos.