Nos ponemos en marcha. ¡Solo tenemos 25 minutos! Encendemos el horno a 220 ºC. Tamizamos 250 g de harina con un sobre de levadura. Lo echamos en una fuente amplia. Añadimos tres cucharadas de azúcar y media cucharadita de sal. Lo mezclamos.
Directamente de la nevera, cogemos la mantequilla bien fría y rallamos 60 g con un rallador de orificios grandes sobre la harina y azúcar. Mezclamos a mano. Conseguimos una arena gruesa.
Añadimos, poco a poco, 125 ml de leche con unas gotas de limón. Al final conseguimos una masa a la que damos forma de cilindro de un diámetro de unos 5 cm.
Cortamos con un cuchillo fino y afilado. Cortamos el cilindro en medallones de unos 2 cm de grosor y los colocamos sobre la rejilla del horno cubierta con una lámina de silicona. Podemos usar la bandeja del horno pero tiene más tendencia a acumular calor y se nos pueden dorar demasiado.
Podemos incrustar en los medallones unas uvas pasas previamente remojadas.
Al horno 10 o 12 minutos. Mientras preparamos los zumos y el café. Sacamos del horno y ¡A desayunar! ¡Yo me pido los de pasas!
