Comenzamos sacando de la nevera 175 g de mantequilla, la dejamos a temperatura ambiente 3 o 4 horas.(Podemos sustituir la mitad por ligeresa para aligerarla en textura y calorías)
En un cazo calentamos 2 cucharadas de leche y derretimos en el mismo 175 g de chocolate negro para fundir. Damos vueltas al fuego medio y rápidamente conseguiremos una crema. Apartamos del fuego y dejamos enfriar completamente.
Picamos 100 g de avellanas tostadas y cuando estén listas añadimos 75 g de azúcar. Seguimos picando y así conseguiremos que las avellanas y el azúcar se mezclen dejando el azúcar más fina. Reservamos.
Batimos los 175 g de mantequilla con las varillas de la batidora y cuando esté cremosa añadimos poco a poco la mezcla de azúcar y avellana. Batimos y añadimos el chocolate ya frío utilizando la espátula, con movimientos envolventes. Ya tenemos la crema lista.
En la fuente en la que serviremos la tarta, vamos colocando una capa de galletas María que previamente habremos remojado en un plato con leche templada (necesitaremos renovarla varias veces). Debemos remojarlas para que al comer la tarta no nos tropecemos con las galletas pero no tanto que se nos deshagan.
Damos la forma a la base, cubriendo los huecos con trocitos de galleta rota y extendemos una capa de crema de praliné. Repetimos la operación varias veces hasta que se nos acabe la crema. La última capa debe ser de praliné.Cubrimos los laterales y reservamos en la nevera. Es mejor hacerla el día antes.
Para consumirla la sacamos de la nevera una hora antes y adornamos. En este caso con merengue hecho con tres claras de huevo y unas gotitas de limón. Batimos con las varillas de la batidora y cuando esté a punto de nieve añadimos dos o tres cucharadas de azúcar.
¡Unas velas y a soplar!
Ingredientes:
175 g de mantequilla a temperatura ambiente.(la mitad puede ser ligeresa)
175 g de chocolate a la taza.
2 cucharadas de leche.
100 g de avellanas tostadas.
75 g de azúcar.
300 g de galletas María.
Leche para remojar las galletas.