Comenzamos poniendo el horno a calentar a 180 ºC.
Mezclamos 75 de mantequilla a temperatura ambiente (la hemos sacado dos horas antes de la nevera) con 50 g de azúcar moreno y una cucharada rasa de azúcar avainillado. Lo batimos bien con un tenedor hasta formar una crema. Incorporamos un huevo entero mezcándolo bien.
Añadimos 125 g de harina mezclado con media cucharadita de bicarbonato y unos granos de sal. Formamos una masa que no revolveremos demasiado, lo justo para no apreciar la harina y por último añadimos dos o tres cucharadas de pepitas de chocolate.
Sobre la rejilla del horno extendemos la lámina de silicona de hornear y encima colocamos una lámina de papel de horno. Vamos formando montoncitos de masa con dos cucharas pequeñas y las colocamos sobre el papel dejando cuatro centímetros entre ellos ya que tienden a expandirse. Con las cantidades indicadas obtendremos una bandeja de galletas.
Por último colocamos la rejilla en el horno a media altura y horneamos 10 m, abrimos el horno y con una espátula damos vuelta a las galletas dejándolas dos minutos más.
Las sacamos del horno y las dejamos enfriar sobre una rejilla mientras disfrutamos del olor que inunda nuestra cocina.