Un desayuno irresistible. Cuando tengamos un buen pan., con cuerpo y bastante miga podemos aprovecharlo al día siguiente para hacer pan frito con un sencillo truco.
Preparamos un almíbar con dos vasos de agua calentándolos con una ramita de canela y dos cucharadas de azúcar hasta que se disuelvan. Dejamos templar un poco y sumergimos las rebanadas de pan.
Las sacamos, las escurrimos entre dos rejillas y las freímos en abundante aceite en el que hemos echado una corteza de limón. El aceite debe estar muy caliente. Les damos la vuelta. Deben quedar doraditas.
Al sacarlas de la sartén las colocamos entre papel absorbente y por último las espolvoreamos con un poco de azúcar.